Regresamos con la Parte 2 de nuestro blog, te recomendamos leer la Parte 1.
9. Mecanizar la atención al público
Si tu transacción es fría, también lo será tu clientela. Buscamos dar una experiencia más humana, ya que los clientes son precisamente eso, humanos. Despachar en lugar de atender al cliente sólo logrará que éste se vaya con el primero que le hable bonito.
Como todos sabemos, esa no es la base de una relación significativa y duradera. Es clave demostrarle al cliente en cada contacto que verdaderamente su interés de compra.
10. Ser reactivo vs. ser proactivo
Y aquí estamos hablando específicamente de ventas. Vender es actuar. No debemos esperar a que la venta caiga del cielo. El vendedor debe lograr la venta, debe luchar para cerrar cada una.
Como líder dentro de tu empresa, es tu trabajo asegurarte que tu fuerza de venta esté compuesta por individuos que sepan vender y no solamente cobrar.
11. Olvidar los detalles
Dios está en los detalles, dicen por ahí. La experiencia de tu comprador puede mancharse con un simple descuido, como no cambiar los precios de rebajados a precio regular. Cuando tu cliente se dé cuenta al llegar a la caja se sentirá engañado y probablemente no volverá a entrar a tu tienda.
Cuando entre a usar el baño y lo encuentre descuidado o sucio, no regresará y olvídate de un buen comentario de su parte con sus amigos.
Los detalles pueden marcar la diferencia entre un cliente de una sola vez y un consumidor leal de por vida.
12. Ignorar las posibilidades de mejora
“Hay que gastar dinero para hacer dinero” es una frase muy trillada pero muy cierta. Si sabes qué aspectos de tu tienda debes mejorar para que tu cliente tenga la mejor experiencia de compra de su vida (recuerda que a eso le tiramos cada vez que alguien entra a la tienda), y no los mejoras, estás ignorando una de las reglas más importantes del marketing: el cliente es el componente más importante de tu negocio.
Punto.
Dedícale tu tienda a él.
13. Olvidarte de tu marca
Es común encontrar comercios, incluso cadenas de tiendas, que a la vuelta de los años dejan su marca caer. Con esto me refiero a que se les olvida que su marca, ese nombre y logotipo que decidieron ponerle a su comercio y que aparece en la fachada de sus tiendas, es lo que engloba su promesa. Tu marca es la síntesis de los atributos y beneficios que le prometes a cada cliente que entra por la puerta.
Si cuando pasa el mercado por enfrente de tus tiendas, el letrero tu marca no se ve, ya no prende el letrero, está sucio o, incluso, ya muy anticuado, necesitas tomar acciones concretas para levantarla y hacerla el emblema orgulloso de tu tienda.
14. Limitar el mercado meta
Los límites no son lo que necesita un negocio de retail. Si bien cada negocio tiene un mercado objetivo específico en mente cuando diseña su marca y comunicación, no debe olvidar que no sólo le vende al target market.
Todo el público debe sentirse bienvenido a nuestra tienda y, si son visitantes regulares, debemos pensar cómo adaptar el espacio y ampliar el target a estos nuevos clientes.
Si bien tu target puede conformar un 70% de tu venta, hay un 30% adicional al que hay que saber apelar también.
15. Estancarse vs. evolucionar
Los países, las sociedades, los idiomas y las formas de hacer las cosas cambian. El cambio es la única constante real. Así que si te encuentras en un punto en tu vida en el que te sientes (por fin) cómodo con lo que te rodea, si crees que ya tienes la fórmula perfeccionada, si sientes que no hay más que aprender, te tengo malas noticias.
Como dijo Charles Darwin, sólo sobrevive el más apto (y el que corre más rápido), así que adapta todo lo que sea necesario para sobrevivir y mantente al día con las innovaciones en tu industria. No hay de otra.
16. Cambiar al cliente vs. cambiar el negocio
Definitivamente, cada quién decide qué y cómo va a vender, pero la única manera en que podemos asegurar el éxito de nuestra empresa es basando nuestras decisiones en el cliente y sus preferencias.
Desde la concepción de la marca y durante todo el tiempo que ésta se oferte en el mercado, debemos ajustar nuestras acciones a esta simple verdad: el cliente simpre tiene la razón. Y esa filosofía de mujer abnegada de los 50s "el amor lo cambiará" no aplica en estos tiempos ni en el marketing. Me pregunto si alguna vez funcionó... Pero eso ya es material para otro blog.
Escrito por Mara Reynoso Zebadúa, Copywriter de Treviño Creativo, basado en un artículo de de Sashka Krtolica publicado en Awanzo Retail.